En busca de auroras boreales

Diego Cedeño, fotógrafo panameño de más de 15 años de experiencia, tuvo que tomar una decisión crucial, como todos los años, junto con su novia: “¿adónde vamos a celebrar nuestro cumple?” Ambos comparten fechas de cumpleaños muy cercanas, por eso, suelen celebrarlo juntos. Cuba, cruceros por el Caribe, México, Chile… Éstos han sido algunos de los destinos que en pareja han conocido, pero en esta ocasión, tenían un sitio en común, totalmente distinto a los anteriores: Islandia.

Diego se ha dedicado a la corriente del documentalismo fotográfico. Por decirlo de una forma más sencilla, Diego suele hacer fotografía “de calle”. Sin embargo, Islandia le abría un amplio y nuevo panorama por capturar en sus lentes. Recordemos que Islandia es un país e isla europea localizada en el Océano Atlántico, debajo del Círculo Polar Ártico. Podrías imaginarte a Islandia recubierta de nieve, debido a su ubicación en el mapa, pero no es del todo así: lagos y glaciares cubren casi un 15% de su superficie, pero cuenta también con un 23% de vegetación.

Lo que sí es seguro es que en Islandia se pueden divisar las auroras boreales, uno de los fenómenos naturales más llamativos del mundo, visto solo en altitudes polares o  cercanas a los polos. “Las auroras boreales son en realidad partículas de luz solar que, al chocar con nuestra atmósfera, son atraídas por nuestro campo magnético hacia los polos o a las zonas cercanas a los polos, viéndose como luces oscilantes de colores verdes, azules y lilas, en los cielos despejados…”, nos explicó Diego. En la lista de “cosas por hacer” o “to do’s” de Diego estaba, por supuesto, capturar este espectáculo.

Diego se llevó a Islandia dos objetivos Canon: “me llevé el EF 16-35mm f/2.8L III USM para capturar en específico las auroreas boreales y el EF 100-400mm f/4.5-5.6L IS II para fotografiar a los “puffins”. Los puffins son aves de temporada, que llegan a los acantilados de Islandia para hacer sus nidos…” Sin embargo, una mala noticia recibió a Diego al llegar a Islandia: “la temporada de puffins había justo terminado, pero decidí igualmente utilizar el objetivo 100-400mm f/4.5-5.6L IS II para detalles de los paisajes. Por ejemplo, lo utilicé para fotografiar los picos nevados de las montañas.”

El gran espectáculo que esperaba Diego, las auroras boreales, también tenía sus obstáculos: “una cosa es leer sobre las auroras boreales y otra cosa es esperar a que sucedan. Antes de ir a Islandia, estudié sobre este fenómeno. Aprendí que existe una escala que mide su intensidad, que va del 1 al 5. En teoría, son visibles al ojo humano a partir del punto 3 de intensidad. No obstante, también hay que tomar en cuenta de que un cielo con nubes no te permitirá verlas… Por ende, debes esperar a que el cielo esté despejado…”

“Estando en Islandia, solo hubo dos noches sin nubes y una sola con auroras boreales. Esa noche, fui a un lago/glaciar, donde la intensidad de las auroras marcaba un 2.6 de intensidad. El viento se llevó las nubes, pero aun así, no lograba ver las auroras a simple vista. Sin embargo, me acerqué a otro fotógrafo que estaba tratando de capturar el mismo fenómeno. Noté que a él sí le aparecía, a través de su cámara, una mancha verde, es decir, una aurora boreal. Entonces, entendí que debía configurar la cámara de una forma tal que ella pudiera ver lo que mi ojo no podía detectar. Con la configuración correcta y el objetivo Canon EF 16-35mm f/2.8L III USM, logré ver, mediante la cámara, las primeras auroreas boreales de mi vida. Fue una emoción muy grande. Fue un momento de ensayo y error, pero logré capturar las auroras boreales…”, así describe Diego este enigmático momento.

Diego, al obtener las fotos, no podía creerlo: “cuando vi las fotos, no podía creerlo. Es complicado capturar las auroras boreales. Si no configuras bien la cámara, la imagen aparecerá borrosa o con un gran manchón de color y esa no es la idea. Había leído que las auroras tienen una oscilación especial y la idea de capturarlas es ver en la foto la forma de su movimiento. Logré capturar unas verdes e incluso unas moradas…”

“Me encantaría volver a Islandia. Primero, para llevarme nuevamente ambos objetivos Canon. Quiero llevarme de vuelta el 100-400mm f/4.5-5.6L IS II para lograr fotografiar a los puffins y el lente EF 16-35mm f/2.8L III USM, porque quedé ‘picado’ con las auroras boreales. Islandia es un lugar de atractivo fotográfico, por su paisaje cambiante. Allí se hacen incluso pruebas de la NASA, en los que entrenan astronautas utilizando sus territorios… Que un lugar se preste para esto, te dice muchísimo de sus paisajes…”, terminó diciendo Diego.

Así como Diego cumplió un sueño fotográfico más, puedes conseguirlo tú utilizando tu cámara y objetivos Canon. No hay límites creativos cuando posees tu equipo Canon listo para esta clase de experiencias. Recuerda dejar tus mensajes en la sección de comentarios o escríbenos a nuestras redes sociales @canonpty y por marketing@canon.com.pa.

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